MIGRAR
La palabra migrar quiere decir, “irse, expatriarse, abandonar su país de nacimiento u origen”. Pero bien usada se desdobla en dos palabras: “inmigrar”, o sea, llegar a otro país, nación o tierra diferente del origen. Y “emigrar”, o sea salir de un país, nación o tierra de nacimiento.
Uno de los graves problemas de la España de inicios del siglo XXI no es la “migración”, sino la ”inmigración”, es decir, llegan muchas personas más que salen.
Veamos dos datos de esta España al empezar el año2025: extensión, 505 mil kms2; población, algo más de 49 millones de habitantes. A nivel mundial somos el nº 52 y el nº 30 respectivamente.
Llegan inmigrantes de todo el mundo. El porcentaje de inmigrante sobre la población autóctona se dispara. Y claro, surgen problemas.
Uno de ellos, la vivienda, se agrava. Se hacen cábalas, y resulta que faltan millones de viviendas. Pero no es así en la realidad. Ésta es otra. Faltan viviendas en las grandes ciudades: Madrid, Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Málaga, Alicante y paro de contar. Pero sobran miles de viviendas en la llamada España vaciada. La inmigración, en gran mayoría, viene con una mano delante y otra atrás, que dicen en mi pueblo. Pero una fuerte minoría viene con mucho dinero, al reclamo del nivel de vida y seguridad que les ofrece el sistema español, y las escasas medidas de autodefensa de la nación española. Esas minorías “huelen” los negocios, y compran lo que haga falta donde están dichos negocios: las grandes ciudades.
En España siempre ha habido medidas de reimplantación de población en zonas abandonadas: recordar las medidas de Carlos III, de la II República y de la Dictadura de Franco.
Si los gobernantes de turno no ven, o no quieren ver, el verdadero problema, España acabará pidiendo “tiempo muerto”.
Porque la pregunta es muy sencilla: ¿cuántos migrantes deben venir?: 10 millones, 100 millones, 1000 millones? Y, ¿dónde los metemos”. España es lo que es, 505 mil kms2, y mucha montaña. Y nada más. Zonas como Madrid, Barcelona, etc., tienen los recursos que tienen, y nada más. Sus tierras están ocupadas en gran parte por bloques de viviendas. El suelo agrícola está desapareciendo. Mientras, extensas regiones de España están deshabitadas. Pero la migración quiere Madrid o Barcelona. No son tontos, y tienen dinero.
Pero el verdadero problema sigue siendo; ¿Cuántos migrantes podemos acoger sin que se perturbe el orden social en España?
En varias partes del mundo, con similares problemas al nuestro, están surgiendo los primeros toques de atención.