sábado, 24 de octubre de 2015

MI ESTRELLA



MI ESTRELLA
(Ramón Lorente Luna)

Disponer de una estrella con el nombre de uno no es fácil. Ni siquiera para los más sabios. Pero mira por donde a mi me dieron una vez una estrella. Usease: pusieron mi nombre a una estrella. Yo, la verdad sea dicha, me lo tomé a guasa. Pero un día me llegó un certificado de la empresa CEPSA en el que consta el nombre de mi estrella, dónde está situada y cómo se la localiza, eso sí, con telescopio. Lo cual quiere decir que está muy lejos.
Ahora no hago nada más que cantar aquella célebre canción:

 El día que nací yo, ¿ qué planeta reinaría?
por dónde quiera que voy
qué mala estrella me guía.
 Estrella de plata, la que más reluce,
¿por qué me llevas por este calvario
llenito de cruces?
 Tu vas a caballo por el firmamento,
yo cieguecito sobre las tinieblas
a pasito lento.

Bueno, hay que entender que la canción no es muy clara. Por que estaremos de acuerdo que una estrella no es un planeta. Pero como el zodiaco habla de planetas, pues eso, que el autor en ese momento no supo distinguir entrambos. Pero sí:  ¡ es mi estrella!
Tampoco estoy muy seguro de eso de “tener buena estrella”, o de “morir estrellado”.
Por todo ello a continuación reseño mi estrella, según el certificado oficial que me fue facilitado:

REGISTRO
CERTIFICADO DE REGISTRO

Se certifica que la estrella número:   037-972
Con dirección celestial de:  02h. 21m. 38´574s.
Y declinación:                                    +40º 43´ 40.76´´
Era 2000 en la constelación ANDROMEDA
Será conocida de ahora en adelante con el nombre de
Ramón Lorente Luna

         BIENVENIDO AL FURTURO
Sea reconocido que este nombre, especialmente registrado por CEPSA
Tendrá derechos reservados y Será listado en el
                LIBRO UNIVERSAL DE REGISTRO DE ESTRELLAS
Con todos los derechos y privilegios que le pertenecen.
Se firma y sella este Uno de Septiembre de 2000

Firmado; Tonya S. Vaughan Star Record Keeper

Bueno, no es por presumir, pero queda demostrado que todos tenemos nuestra estrella.
Que nos guie, o no nos guie, es otro cantar. Y ese no me lo sé.

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