EXTREMADURA NO ES DIFERENTE

 

Extremadura “is not diferent”

Ramón Lorente de la Luna

 

  Hace pocos días, Jesús Ortega decía en un artículo suyo:

  “María Guardiola, Presidenta de Extremadura, busca inversión internacional ofreciendo sol, litio y suelo público, como grandes avales extremeños”.

  Se le olvido ofrecer también alimentos, agua y aire puro, al que debe unirse la gran oferta de actos lúdicos de todo tipo que se dispone.

  Guardiola, acuérdate del “panem et circensis”, de lo que Extremadura, antes Lusitania, fue pionera. Extremadura es, a nivel general, la mayor oferente de productos alimenticios, famosas carnes, vinos, aceites y hortalizas.

  Pero tiene una pega: sus comunicaciones.

  A nadie interesa que Extremadura se una a Madrid en 3 horas, y a Sevilla en 2 horas. El mal endémico de todos los gobernantes de la democracia extremeña, es su falta de dedicación a las comunicaciones.

  No tenemos Ave, y sus principales ciudades no tienen autovías que las unan en poco tiempo con los grandes núcleos de población. Y no tenemos aviones.

  Así, la gran masa de personas que podían elegir Extremadura  para vivir y trabajar se ve coartada por la gran carencia de comunicaciones.

  Y una de las razones más poderosas es que a sus vecinas autonómicas no les interesa: tienen miedo a despertar al gran centro potencial del oeste. Por el este, Castilla-La Mancha no quiere, por el sur Andalucía no tiene interés, por el norte Castilla y León tiene miedo. Y por el oeste, Portugal, guarda sus eternos recelos a los lusitanos. O tener grandes ideas, y empezar a invitar a los de fuera.

  ¿Qué se puede hacer? A lo mejor prohibir a RENFE o ADIF que entren en Extremadura: es curioso que cada vez que hay una avería de tren en Madrid se paralicen los trenes extremeños. O no recibir a ningún ministro del Gobierno de tumo. Incluso, no asistir a los actos religiosos de Guadalupe oficiados por el clero toledano.

  Pues María Guardiola, te hemos puesto ahí para que pienses y tomes decisiones drásticas. Con paños calientes y aguas de borraja no vamos a ningún sitio.