¡TRAED MADERA, TRAED MADERA!
Corre’l tren retumbando por los jierros
de la vía. Retiemblan
los recios arcornoques qu’esparraman
al reor del troncón las hojas secas.
Juyen las yuntas cuando’l bicho negro,
silbando, traquetea.
S’esmorona un terrón, y el jumo riñe
con las ramas d’encinas que l’enrean...
(Luís Chamizo-El Miajón de los Castúos)
Hace ya algunas fechas, un miembro de la firma “Gobierno de España”, refiriéndose al pajarraco, perdón, ave de Badajoz, manifestó que el susodicho ave no utilizaría la energía eléctrica. Como ya se intuía, no era un AVE.
Traigo aquí al gran vate Luís Chamizo, quien no sólo tenía el excelso don poético, sino que alcanzaba un alto sentido premonitorio. Muestra de ello es su poesía “La Compuerta”, sobre el tren, ¿acaso ya pensaba Chamizo en el futuro AVE?
Yo empecé a hacer cavilaciones: será que no tenemos suficiente electricidad, deduje, y enseguida me pasó por la mente, como solución, acudir a nuestros buenos vecinos y amigos los portugueses para que nos echaran unos cuantos de cazos de electricidad, y problema resuelto.
Mas luego pensé: ¡pero si Extremadura es una de las Comunidades de España que más electricidad produce, si no la que más!, ¿cómo puede ser ello? Y otra vez me vinieron a la cabeza los versos del poeta:
Y tamién sus dirá que semos güenos,
que nuestra vida es güena
en la pas d’un viví lleno e trebajos
y el doló d’un viví lleno e miserias:
¡el miajón que llevamos los castúos
por bajo e la corteza!
Eso és, pensé: somos pobres, pero somos buenos, y nuestra electricidad se la tenemos que regalar a otras Comunidades más pobres que la nuestra. ¿Cuálas?
Bueno, pues será por el eso de la limpieza del medio ambiente, me traté de infundir. Pero entonces no entiendo eso de la “Refinería” de un producto llamado petróleo. ¿Cómo no refinamos nuestros sobrantes de aceites de diversos tipo para oleos ligeros, y los enormes stokajes de alcoholes producidos por nuestras extensas y buenas plantaciones de viñas, para su utilización en los vehículos de motor que se está imponiendo en todos las naciones avanzadas?. Pues eso, que somos pobres, pero somos buenos, y todos esos productos deben ser enviados a otras Comunidades más pobres que nosotros, ¿cuálas?, para que nos los devuelvan bajo otra etiqueta más adornada.
¡Ah!, pues entonces será por el eso del “recalentamiento”, traté de razonar. Y así entendí que sería bueno, muy bueno, rescatar del olvido las viejas locomotoras de carbón, a ser posible las famosas “Quintana”, con ello se podría recuperar una de nuestras mayores industrias y producciones: la leña y el carbón. Y recordar también viejas y añoradas canciones:
Niña si vas al tren
no subas de las primeras,
que dicen los fogonistas:
¡ya tenemos fogonera!
Así nuestros arrieros y carreteros estarían con sus cargas de leña de nuestras robustas encinas y nuestros frondosos robles a pié de vía, a lo largo de toda la Comunidad Extremeña. En la parte de la provincia de Toledo, los arrieros estarán con cargas de retama, pues allí ya no quedan árboles. Y para llegar hasta Madrid, estación de Delicias, sólo faltaría un pequeño empujón de una carga de retamas de ná.
El problema es la salida de Madrid-Delicias en dirección a Badajoz. ¿Problema?, ninguno. Para eso están los braceros extremeños que abundan en Madrid, que por pocos euros, y con su fuerza humana, a empujones sacarán el avecillo camino de Extremadura otra vez. Aunque recapacité y volví a pensar: ¿sacarán de Madrid el avecillo a empujones?. ¿O a patadas?. Posiblemente. Mientras a mandíbula batiente se reirán:
Vusotros vais corriendo, mu corriendo
sin queär en los jierros ni la huella,
qu’asina como’l tren vais por la vida,
retumbando y depriesa….
Y mientras ríen continuarán:
Porque ya no semos asina, ni semos pardos,
ni del coló de la tierra,
eso sí, semos nietos y tataranietos de los machos
que otros días
triunfaron en América.
Políticos y personas de las fuerzas vivas que detentáis por voluntad pública el timón de nuestra Extremadura: tenéis poder para exigir que a esta nuestra tierra se la trate con el respeto que merece. Dejad a un lado los colores de partidos políticos, de intereses más o menos mezquinos. Existe un interés general más potente que ninguno: el de todos los ciudadanos. Pensad que en algunas ocasiones es necesario ser un poco menos buenos, y tener algo más de mala leche. Y reclamad nuestro AVE, eléctrico, si no queremos volver a ver a los viejos trenes humeando por nuestras tierras, y los fogoneros del avecillo, subidos en el “ténder”, gritando desaforadamente:
¡trael madera, trael madera!,
¡por la Vigen Santísima,
trael madera, que’l bichino se para!.
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