6 de abril de 1812/6 de abril de 2012: Doscientos años de una terrible batalla
Ramón Lorente de la Luna
Nota. Los datos técnicos de este artículo se han contrastado con las obras literarias siguientes:
-“Historia Militar de España”, de D. Ricardo de la Cierva-Edición 1984
-“En el Infierno antes del amanecer”, de Ian Fletcher.
El día 6 de abril de 2012 se cumplirá el bicentenario de la batalla conocida como “Cuarto sitio de Badajoz en la Guerra de la Independencia”. Por ello no puede este escritor dejar de pasar por alto tan singular epopeya sin recordar a las miles de personas, hombres y mujeres, españolas inglesas, portuguesas y franceses que murieron en tan cruento hecho de armas.
Decir sólo que aquella batalla fue el resultado de hechos donde se produjeron actos de suma heroicidad, y valor y disciplina, y dotes militares, frente a otros actos de bajeza, e incapacidad, por no decir cobardía en los mandos militares.
Hoy, ya a la distancia de 200 años de aquellas duras fechas, Europa ha cambiado profundamente. Ahora somos una nación: “La Comunidad Europea”. Con más o menos problemas, pero donde aquellos odios de antaño han dado paso a una civilizada convivencia, que augura una nueva y segura etapa en la ya vieja, aunque rejuvenecida, Europa.
Abriré el tema con un breve recordatorio de la “Batalla de la Albuera”.
El general inglés Sir Wellington, ya en funciones de Comandante en Jefe de las fuerzas aliadas, por resignación directa del general español Castaños, enterado de la inminente llegada a Badajoz del general francés Soult, al frente de un gran ejército, ordena el levantamiento del considerado “Tercer sitio de Badajoz”, que habían formalizado las tropas inglesas, portuguesas y españolas, y acto seguido dirige dichas tropas a marchas forzadas al pequeño lugar de La Albuera, que no contaba más de 50 vecinos, situado a unos 20 kms de Badajoz.
Las tropas aliadas toman posiciones en los cerros que rodean este pequeño pueblo, y esperan la llegada del ejército francés, que desde Córdoba, Sevilla y otras poblaciones, se desplazaba también forzando la marcha.
Al mismo tiempo, la escuadra inglesa saca de Cádiz la división española del norte (Marqués de la Romana), y la desembarca en Huelva, desde donde sube por la serranía onubense y badajocense forzando la marcha, llegando a La Albuera justo unas cuatro horas antes de la batalla.
Soult, si bien estaba enterado de la subida de la “división del norte” desde Huelva, pensaba que no llegaría antes de dos o tres días.
En tan terrible batalla brillaron todos los contendientes: británicos, portugueses, españoles y franceses. Las bajas fueron muy elevadas, y ambos ejércitos quedaron tan exhaustos que, al retirarse los franceses por la elevada pérdida de efectivos, los aliados no se consideraron con fuerzas para perseguirlos.
Finalizada la Batalla de la Albuera, el mes de marzo de 1812 Wellington formalizó el definitivo sitio de Badajoz. A las 10 de la noche del día 6 de abril de 1812 empezó el que el general Arteche llama “el drama militar más sangriento y tremebundo que hayan representado las tropas británicas en la guerra de la Independencia”. Culminó con la toma de la ciudad en la madrugada del día 7 de abril, causando entre los atacantes las siguientes pérdidas: 4885 bajas al ejército inglés (de ellos 3022 muertos) y cerca de 1000 bajas a los portugueses (de ellos 730 muertos). Ningún español. Entre los sitiados se contabilizaron 2570 bajas (unos 1500 muertos), y 3500 prisioneros. Entre los prisioneros había varios españoles, que fueron todos fusilados.
El posterior y brutal saqueo a que fue sometido Badajoz y su población, fue inhumano e innecesario, puesto que la población era prisionera de los franceses. Badajoz fue saqueado en regla, pereciendo un elevado número de sus habitantes.
Pero por encima de estos datos puramente militares, a mi me gusta recordar aquellos hechos que dejaron su impronta en la historia universal, y que fueron producto de tan trágica batalla. Tal es el caso de una joven dama, de la cual recojo un pequeño boceto histórico.
LADY SMITH
Se llamaba Juana María de los Dolores de León. Era badajocense. Había nacido en Badajoz.
Su historia, poco conocida, se pierde en la leyenda de los iberos. Que más da que sean de aquí o de allí. Pero Juana María de los Dolores de León era de aquí, era de Badajoz.
Esta narración comienza el día 16 de marzo de 1812. A las 9 horas de aquel día las tropas inglesas aparecen frente a Badajoz procedentes de Portugal. El asedio a Badajoz por los ingleses, durante la guerra de la Independencia, comenzaba.
A las 19 horas del día 6 de abril de 1812 Wellington ordena el asalto final, que comienza a las 22 horas. A las 2 horas del día 7 de abril, madrugada, prácticamente Badajoz estaba en poder de los ingleses. Comenzaba el horrible saqueo a que fue sometida la ciudad, sólo explicable por el estado de una masa militar enloquecida por la terrible acción de armas que había soportado.
Pero de todo este infernal episodio sobresale una mujer, que tocada por la Providencia para bien de ella, salvó su vida, asumiendo una posición que la historia le tenía reservada.
El escritor Ian Fletcher en su realmente verídico e histórico libro titulado “En el infierno antes del amanecer”, narra una escena que ya en los 200 años de tal hecho, nos manifiesta que al lado del terror siempre existirá algo de luz y bondad. Quiero recoger fielmente su narración:
- Pero en mitad de todo aquel caos, libertinaje y confusión emergió “una de las más románticas historias de amor y guerra que nunca jamás se hayan escrito”. El día después del asalto, Kincaid estaba hablando con un amigo en la puerta de su tienda, cuando dos jóvenes damas llegaron apresuradas ante ellos desde la ciudad. Al acercarse, la mayor de las dos se echó hacia atrás la mantilla y les habló. Dijo que su marido era un oficial español y que si la noche anterior ella y su hermana menor vivían en una buena casa, hoy no tenían adónde ir ni nada que comer. Dijo que su casa estaba arruinada y que habían sido asaltadas por soldados británicos. La sangre aún goteaba por sus cuellos, causada por los tirones para arrancarles los pendientes de las orejas. Ella hubiera podido cuidar de sí misma, pero deseaba encontrar seguridad para su hermana menor y no tenía otra elección que acogerse a la protección de algún oficial británico que se la pudiera proporcionar. Kincaid se enamoró inmediatamente de la joven:
“No habían pasado aún catorce veranos por su rostro juvenil, que era de una delicada brillantez, más británica que española; su cara, aunque quizás no excesivamente bella, era sin embargo tan hermosa y tan irresistiblemente atractiva, rematando una figura cortada por el más delicado patrón, que contemplarla era amarla. Yo la amé, aunque nunca la mostré mi amor; ¡y mientras tanto otro compañero más descarado se atrevió y la ganó! Pero yo estaba contento, pues en él encontró a alguien que su hermosura y su desgracia reclamaban, un hombre de honor y un esposo en cualquier caso digno de ella”.
El “compañero más descarado” que intervino fue Harry Smith y tres días después él y su prometida, Juana María de los Dolores de León, se casaron en presencia de Wellington, que entregó personalmente a la novia. Juana demostró ser una esposa fiel y una buena compañera para su marido, y juntos hicieron muchas campañas militares por España, Bélgica, India y Sudáfrica; ella fue la Lady Smith que dio nombre a la ciudad de Sudáfrica donde, noventa años más tarde, tuvo lugar otro de los grandes asedios de la historia. Pero el suyo es otro relato.
Pues bien. Juana María de los Dolores, ya convertida en señora de Smith-Lady Smith-no olvidó a su bella ciudad de Badajoz. Las andanzas militares y políticas al servicio del Reino de la Gran Bretaña, de su esposo, la condicionaban a estar de acá para allá. Y fue allá.
Y allá no era ni más ni menos que un nuevo lugar, situado en un paraje similar a Badajoz, y por ello con similares problemas hidrográficos.
En 1847 un número de Voortrekkers se asentaron en un lugar del actual estado de Sudáfrica, situado al pie de la cadena montañosa Drakensberg, junto al monte Sources, a orillas del río Klip. El asentamiento se transformó en 1850 en la capital de la República del Río Klip, con Andries Spies como su comandante. Pero los británicos se la anexionaron ese mismo año.
En 1847 Sir Harry Smith fue nombrado gobernador general británico de la Colonia del Cabo y alto comisionado en Sudáfrica hasta 1852. Juana María de los Dolores se enamoró de la bella ciudad que crecía al lado del río Klip, y que tanto la recordaba su añorado Badajoz. Y Sir Harry, en agradecimiento a su bella y fiel esposa, la regaló que la ciudad llevase su nombre: Ladysmith.
La corta historia de Ladysmith, es parecida a la de Badajoz, salvando las enormes distancias históricas que separan a ambas:
-El río Klip es parecido al Guadiana. Durante muchos años Ladysmith sufrió inundaciones, que cesaron cuando se construyó la represa de Qedusizi
-El día 2 de noviembre de 1899 fue cercada por los Bóers, hasta el 28 de febrero de 1900, durante la etapa más crucial de la segunda guerra Anglo-Bóer. Murieron durante el asedio unos 3000 soldados británicos. Recordemos que en el asalto a Badajoz murieron 3022, sin contar los 730 portugueses.
Hoy Ladysmith es una bella ciudad, parecida a Badajoz. Tiene 225.452 habitantes. Está situada a orillas del río Klip (río de piedra). Dista 230 kilómetros de la ciudad de Durban, y 365 de Johannesburgo. Distancias similares a las que separan Badajoz de Sevilla y de Madrid, respectivamente.
Qedusizi es una palabra zulú que significa “el final del sufrimiento”. Tanto Badajoz como Ladysmith, gozan hoy de buena salud. Los terribles sufrimientos se van olvidando. La historia tiene sus cosas extrañas. Pero hoy, una bella ciudad lleva el nombre que le impuso una gran mujer badajocense: Lady Smyth.
Ya en los albores del siglo XXI, año 2012, el “Quedusizi” pacense se muestra halagüeño. Pero aún siguen restañándose aquellas viejas heridas. Badajoz no ha recuperado su destrozada imagen de ciudad fortificada. Aquellas construcciones tipo “Vauban”, que aún asombran, son objeto de una paulatina recuperación. Así, el restaurado “Fortín-Cabecera del puente de Palmas” (salida hacia el norte cruzando el río), muestra el aspecto que, más o menos, tenía en aquellos años. La limpieza y acondicionamiento de toda la margen derecha del río Guadiana permite una visión realmente asombrosa de Badajoz. Algo similar debieron contemplar aquellas tropas aliadas que sitiaron Badajoz el mes de marzo de 1812.
Lady Smith tiene una pequeña calle en Badajoz y otra en Almendralejo. Posiblemente otras personas con muchos menos méritos tienen calles más elegantes. Pero ya en el 200 aniversario del hecho que dio origen a esta historia, Badajoz debería aprovechar para acercar lazos, hermanarse, con la ciudad de Ladysmith, promocionando nuestra cultura, nuestra economía y nuestro turismo en un entorno totalmente nuevo, hoy cuando la crisis económica hace estragos.
Y aprovechar la unión de todas las naciones que conforman la Comunidad Europea, y tratar de reunir a ingleses, franceses, portugueses, polacos, alemanes, españoles, etc., en una bella jornada de hermandad y confraternización, aunque sólo sea en recuerdo y homenaje de aquellas personas que dieron sus vidas en tan trágico hecho de armas.
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