GARROTAZO Y TENTE TIESO
Anda el
país, la nación, el estado, el reino, o lo que se llame, que echa humo, y
además de pipa. Es decir, que estamos hartos no de chorizos, jamones,
salchichones, etc. no. Estamos hartos de ladrones y sinvergüenzas.
De nada sirve
que los mandamases salgan rasgándose las vestiduras:
¡¡Ay, que yo no lo sabía!!
Entonces,
¿Quién tenía que saberlo?
Pero vayamos
por partes.
España es
así, del coló de la tierra, como decimos por aquí. Y siempre ha sido, es, y
será así.
O sea,
siempre habrá delincuentes, ladrones, pillos, birleros, truhanes, etc. Eso sí,
todos de más o menos guantes blancos, y de más o menos porte, pero sin recato
ninguno para llevarse lo de los españoles.
Se acuerdan
de la famosa frase: “El dinero público no es de nadie”. Pues no pasó
nada. Bueno si pasó, lo estamos viendo ahora. Pero la autora de la frase goza
de buena salud.
Pues yo les
recomiendo que además, lean novelas de la talla de “El Burlador de Sevilla”, “El Buscón”, “Rinconete
y Cortadillo”, etc., y verán que sus autores sabían bien de qué
escribían.
Ya dicho
esto, es necesario preguntarnos: pero, ¿es que todos son iguales? O como decía
el bíblico Lot: Señor, ¿y si hay un solo honrado perdonarás a tu pueblo?
Pues yo
asevero que en la política como en todos los sitios hay gente muy honrada y
trabajadora. Son miles de personas las que diariamente laboran en sus
respectivos Ministerios, Diputaciones, Alcaldías, Empresas Públicas y Privadas,
por el bienestar de los conciudadanos. Como ocurre en la mayor parte de
cualquier empresa o empresita.
Pero, ¡ay!,
el pero de siempre. En todas partes cuecen habas. El en clero, en el deporte,
en la política, en el periodismo, en los artistas, en los simples trabajadores,
etc., siempre habrá una pequeña parte que sean todo, menos los profesionales
que debieran ser. Y siempre habrá tal o cual medio de difusión social, léase
Tv, Radio o Prensa, que además los encumbren como a héroes.
Y eso es
inevitable a través de la historia. Y siempre lo será.
Y el sistema
más vulnerable contra todo tipo de atropello es, precisamente, el sistema
democrático; y más, cuando el sistema democrático carece de medios coercitivos
suficientemente fuertes para salvaguardar, precisamente, sus bondades.
En España,
como en todo el mundo, los fallos se hacen clamorosos en función que cual o qué
sector es el que se dedica al ladronicio. Pero todos los sectores son
igualmente culpables. Y no solo es el ladronicio: nos olvidamos de los pobres
niños vejados, humillados, escarnecidos, cuyos culpables son condenados a más o
menos una palmada en la espalda y “que sea Vd. bueno”.
Nos fijamos
en las célebres preferentes y tarjetas opacas, y olvidamos, por ejemplo, a los
fondos reservados de las grandes multinacionales, sus célebres “gastos justificados”,
hasta que algún día aparezca algo sospechoso. Entonces se formará otra vez el
guirigay.
Pero todo
esto sólo tiene una solución: tener un excelente y bien pagado cuerpo de
vigilancia y coerción. Es decir, un poder dotado de una “garrota” bien equilibrada y dimensionada para, en el caso que
sea preciso, soltar un buen “garrotazo”
al que lo merezca. Pero un garrotazo limpio, sin añadiduras y sin rebajas. De
nada sirve condenar a una determinada persona a 2500 años de cárcel, por
ejemplo, cuando todos sabemos que a los 12 ó 15 años estará en libertad. Y
ello, claro, al no disponer ya del célebre “garrote vil”, que antaño se aplicaba, con mayor o menor
eficacia y contundencia. Pero que guardaba la viña.
Por ello,
cuando esos mismos medios de vigilancia y coerción, llámese Ley, Policía,
Inspectores, etc., también fallan, el abismo se abre ante todos nosotros. Y los
remedios siempre serán mucho peores que los males.
Y es aún
peor, cuando las fuerzas, llámese Partidos Políticos del signo que sean, se
tienen tanta inquina, que son incapaces de aunar esfuerzos para dotar al
estado, es decir, a la ciudadanía, de unas leyes y unos castigos, concisos,
concretos y ejemplares.
Desgraciadamente, también la historia nos enseña que eso siempre ha sido
así. Y siempre será.